EL CALOSTRO
La lactancia precoz tiene, entre otras muchas ventajas, la toma inmediata del calostro, un cóctel inmunológico con el que la naturaleza generosamente provee al recién nacido en su "aterrizaje". El calostro es un ejército defensivo personalizado formado por anticuerpos, macrófagos, leucocitos, linfocitos, inmunoglobulinas y otras células defensivas de todo tipo, especialmente adaptadas al medio ambiente del bebé, es decir, a los microbios de su madre y de su entorno. No hay mejor protección para el recién nacido que la toma de "su" calostro.
La máxima concentración del calostro se da durante las primeras horas que siguen al parto, disminuyendo progresivamente a partir de entonces. A los tres días, la producción es de leche.
Cuando nace el bebé no hay gérmenes en su intestino. A partir del nacimiento, comenzarán a florecer por millones. La mucosa intestinal, en ese primer momento, es muy delicada y permeable. El calostro está especialmente diseñado para proteger y estimular el crecimiento de la mucosa intestinal y preserva al organismo de la penetración vía intestinal de sustancias y microorganismos nocivos, para los que el bebé no tiene aún defensas.
El futuro del intestino y de su flora dependerá, pues, de los primeros gérmenes colonizadores y estos, a su vez, serán distintos, dependiendo de lo que el bebé ingiera en el primer momento: calostro, leche artificial, suero glucosado... Es muy importante que su intestino sea colonizado, en primer lugar, por los microorganismos procedentes de su madre, con la que comparte los mismos anticuerpos. "En otras palabras, desde un punto de vista bacteriológico, el recién nacido humano necesita urgentemente estar en contacto con solo una persona, su madre", afirma Michel Odent.
("Una mirada a la leche" ha sido extraído del libro "La revolución del nacimiento. Partos respetados. Nacimientos más seguros", de Isabel Fernández del Castillo)
La lactancia precoz tiene, entre otras muchas ventajas, la toma inmediata del calostro, un cóctel inmunológico con el que la naturaleza generosamente provee al recién nacido en su "aterrizaje". El calostro es un ejército defensivo personalizado formado por anticuerpos, macrófagos, leucocitos, linfocitos, inmunoglobulinas y otras células defensivas de todo tipo, especialmente adaptadas al medio ambiente del bebé, es decir, a los microbios de su madre y de su entorno. No hay mejor protección para el recién nacido que la toma de "su" calostro.
La máxima concentración del calostro se da durante las primeras horas que siguen al parto, disminuyendo progresivamente a partir de entonces. A los tres días, la producción es de leche.
Cuando nace el bebé no hay gérmenes en su intestino. A partir del nacimiento, comenzarán a florecer por millones. La mucosa intestinal, en ese primer momento, es muy delicada y permeable. El calostro está especialmente diseñado para proteger y estimular el crecimiento de la mucosa intestinal y preserva al organismo de la penetración vía intestinal de sustancias y microorganismos nocivos, para los que el bebé no tiene aún defensas.
El futuro del intestino y de su flora dependerá, pues, de los primeros gérmenes colonizadores y estos, a su vez, serán distintos, dependiendo de lo que el bebé ingiera en el primer momento: calostro, leche artificial, suero glucosado... Es muy importante que su intestino sea colonizado, en primer lugar, por los microorganismos procedentes de su madre, con la que comparte los mismos anticuerpos. "En otras palabras, desde un punto de vista bacteriológico, el recién nacido humano necesita urgentemente estar en contacto con solo una persona, su madre", afirma Michel Odent.
("Una mirada a la leche" ha sido extraído del libro "La revolución del nacimiento. Partos respetados. Nacimientos más seguros", de Isabel Fernández del Castillo)
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