Blanco



martes, 8 de junio de 2010

UNA MIRADA A LA LECHE (PARTE I)


La leche materna es un alimento vivo, personalizado y perfecto. Además de los nutrientes en una proporción adecuada para las necesidades del bebé, la leche materna contiene enzimas para facilitar su digestión y una variedad de células defensivas que la convierten en un alimento de primer orden desde el punto de vista inmunitario.

La leche materna contiene inmunoglobulinas A, que tapizan la permeable y delicada mucosa intestinal del bebé, para evitar la penetración de gérmenes nocivos.

Los anticuerpos de la leche, diferentes de una madre a otra y de un bebé a otro, son personalizados. En caso de infección del bebé, la leche cambia su composición y aporta los anticuerpos necesarios para combatir esa infección.

Pero además es un alimento económico, ecológico, siempre listo, que se toma recién hecho y con la más atractiva de las presentaciones.

Pero qué duda cabe que una de las preocupaciones de las madres lactantes y los pediatras es que el bebé aumente de peso de forma adecuada. Y ése es precisamente uno de los motivos por los que el biberón adquirió tanta popularidad: los niños engordaban más deprisa. No obstante, eso que en otras décadas podía ser argumento de peso a su favor, hoy en día ya no lo es. La obesidad es un serio problema de salud, y uno de los factores preventivos de obesidad infantil es, precisamente, la lactancia materna.

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